EL RELATO | por Pepe Mujica

“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera.
Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos se pelean
los devoran los de afuera”

(El gaucho Martin Fierro. José Hernández )

LAS PALABRAS PARA DECIRLO

El relato dominante de la historia de América del Sur pone a la gesta de independencia como el punto de partida de nuestra identidad. Nuestros héroes, nuestras fechas patrias, banderas e himnos son el sustento de un imaginario colectivo que se refuerza desde los libros de texto escolares hasta el nombre de calles y plazas. Pero la verdad es que nuestra independencia no es más que una parte de la historia de España y Portugal, y básicamente consiste en la ruptura de los colonos criollos con las monarquías ibéricas para obtener, junto a la independencia, el acceso al comercio internacional hasta entonces vedado. El relato heroico que repetimos hoy fue construido por las élites dominantes en nuestros países del siglo XIX para darle sentido y unidad a las sociedades nacientes.

La historia que nos cuentan no es tan liberadora como la que necesitamos para hacer avanzar nuestras sociedades. No alcanza para darle palabras y sueños a una identidad borrosa de sudamericanos. Necesitamos poner luz sobre nuestra componente indígena y africana, con una mirada abierta y crítica frente a la fuerza del pensamiento europeo y al poco peso relativo de las culturas originarias y venidas de Africa. Y no
podemos dejar de lado el mestizaje fecundo de esta región de inmigrantes. La cooperación regional necesita un relato y símbolos contemporáneos que ayuden a identificarse y avanzar con claridad y decisión en estos tiempos de grandes cambios, de confluencia de crisis, de reordenamiento de la relación entre las naciones. Necesitamos las palabras adecuadas a la realidad histórica, a los valores y deseos de nuestros pueblos, y a una visión integradora. La historia de nuestra región tiene que ser nuevamente contada y debe abrir los caminos para un acercamiento útil a cada una de las naciones que tengan la voluntad de participar.

CON LA RAZÓN Y EL CORAZÓN

Para lograr una cooperación regional que pueda enraizarse en nuestros pueblos y ayudar a dar vida a las instituciones que la representan, la emoción, la pasión y la fe deben forman parte del empuje. Se trata de ¨sentir la piel de América en la piel ¨.

No se conseguirá en cuatro días.

Existen abundantes bases sobre las cuales construir, producto de nuestra historia vivida, de nuestros artistas y académicos, de lo que ya hemos dado a la humanidad y de la confianza en nuestros lideres y en nuestros pueblos. Hay que apoyarse en la educación, en la creatividad y finalmente en el discurso político.

“Amar no es mirarse el uno al otro -reflexionaba Saint Exupery que conocía bien Sudamérica como pionero de la Aeropostal- amar es mirar los dos en la misma dirección”. La tarea es lograr que millones de sudamericanos, indo americanos, afroamericanos e inmigrantes de todos los puntos del globo miren en la misma dirección, contemporánea e integradora.